viernes, 25 de agosto de 2017

EL LINCHAMIENTO: RETROCESO DE LA JUSTICIA


“Linchar” es la acción que tiene una multitud enfurecida, de golpear violentamente contra un presunto criminal que aún no ha pasado por un juicio. Cabe recalcar que todos los criminales son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Generalmente en los casos donde una persona pierda la vida, suelen haber imputaciones ya que se respeta ante todo la vida humana.
En Bolivia la situación es algo distinta ya que el marco legal de la CPE se contempla el “Deslinde Jurisdiccional”. Este anteproyecto reconoce la justicia comunitaria a las 36 culturas indígenas de Bolivia. A pesar de que se trató de eliminar el linchamiento, como forma de justicia comunitaria, en la mayoría de las comunidades indígenas, no se tuvo un resultado real ya que hasta el día de hoy se siguen tomando estas medidas como castigo contra supuestos delincuentes.
El reconocimiento de la justicia comunitaria en la CPE, tuvo como objetivo mejorar las lagunas judiciales en el país dejando que las propias comunidades sean las que castigan a los delincuentes de la manera que consideren apropiada, según su cultura. De esta manera se reconocía la herencia de la etnia y se evitaba de alguna manera que estas personas que desconocia el proceder jurídico puedan también resolver sus problemas encontrando su "justicia".
El linchar es dañar y hasta matar a una persona por el delito que no se sabe con certeza que lo cometió. Muchas veces ha pasado que con las investigaciones correspondientes las víctimas llegan a ser los "delincuentes" que fueron asesinados injustamente porque se parecían al sospechoso, porque fueron confundidos o finalmente acusados con mala intención con fines personales.

Sin embargo estas injusticias nunca son solucionadas ya que las comunidades guardan un silencio rotundo donde todo el pueblo es cómplice. Parte del pensamiento comunitario es asumir la culpa en conjunto para que nadie tenga un castigo y guardar silencio o asumir  las conscuencias de delatar, esto hace que el encontrar a la persona que empezó con el linchamiento una tarea casi imposible.
El concepto de justicia que tenemos en el país es uno de los mayores problemas y para mí el causante de todos estos malentendidos y atropellos a la dignidad humana. Lamentablemente en nuestro país vivimos en la incertidumbre respecto al procesamiento de los casos legales. Muchas veces los casos que son denunciados en la policía nunca llegan a tiempo, los reos no reciben el juicio, a la falta de pruebas hace que los culpables sean liberados y como se dice en el medio “hay que pagar para que te hagan caso”.
Estas falencias de la ley lograron que las personas pierdan la fe respecto a la justicia y el país se hunda en un abismo donde domina el más fuerte (retrocedimos en el tiempo)
Como si esto no fuera suficiente, debemos señalar que la justicia no es plurinacional como el país dice serlo. Si asumimos que tenemos un país con 36 etnias reconocidas, cada uno con su propio idioma y forma de ver la vida, debería estar traducido en estos 36 idiomas, por lo mínimo, la Constitución Política del Estado.
Si seguimos esta lógica, deberíamos garantizar que los derechos y deberes sean entendidos en todos los idiomas y etnias para que la justicia ordinaria en nuestro país tenga el mismo alcance para todos. Algo que no sucede.
Si no entendemos los problemas a fondo solo lograremos dar soluciones superficiales que no sean efectivas en el tiempo. El linchamiento como forma de "justicia rápida" en nuestro país es un problema con muchisimos ápices que necesita replantearse desde el imaginario de las personas y quizá en algunos años recién veamos resultados más civilizados.
Para demostrar que esta justicia de "ojo por ojo" no es solo un problema nacional, les dejo con un movimiento argentino que precisamente busca también eliminar esta práctica en su país.

lunes, 21 de agosto de 2017

HABLAR, UN ARMA DE DOBLE FILO

La anterior semana me paso algo muy interesante que me hizo reflexionar sobre la clase de comunicación que tengo diariamente. A pesar que la comunicación es uno de los pilares fundamentales que tenemos como humanos y algo que muchos autores dicen que es “natural”; es muy interesante como nos cuesta encontrar a alguien que “nos entienda” siendo que hablamos el mismo idioma.
Respecto al tema estaba hablando con mi mejor amigo de años y de pronto un intercambio de opiniones se convirtió en una pelea acalorada. Al darnos cuenta que la situación se nos escapaba de las manos nos detuvimos inmediatamente y decidimos no hablar más hasta estar tranquilos (no recuerdo ni sobre qué estábamos peleando, pero estoy segura que era algo sin importancia). Luego de unos minutos reímos juntos por lo acontecido y decidimos rememorar lo que había pasado para saber dónde empezó la pelea.
En síntesis los malentendidos empezaron no por el “qué” dije, sino por el “cómo” lo dije. Cualquier frase o palabra puede ser tomada por algo ofensivo si lo decimos de un modo agresivo. Recordé que había tenido un día pesado y sin quererlo ya estaba tratando mal a todos. No es la primera vez que me pasa así que decidí cambiar mis hábitos comunicativos. Entonces ¿cómo estar seguros que lo que decimos es lo que entiende nuestro receptor?
La única solución posible para evitar esta clase de malentendidos es ponernos en el lugar del receptor. Escuchar lo que se recibe y no de lo que emisor “haya querido expresar”. Cuando tratamos de expresarnos debemos tener en cuenta que el receptor tiene un universo distinto dentro sí mismo y por lo tanto debemos estar seguros de expresar correctamente lo que planeamos. A veces una información mal expresada puede traernos muchos problemas.
También se debe recordar que tenemos influencias muy grandes de nuestra cultura o el medio donde vivimos que solemos comunicarnos de acuerdo a nuestras influencias sociales. Un ejemplo bastante claro es del clásico caso del niño agresivo que solo es el reflejo de una comunicación violenta en el hogar.Si bien nosotros no debemos limitarnos a ser sólo reflejos en el ambiente, no podemos separarnos de la carga emocional que conlleva crecer en determinada familia. Por otro lado, los amigos, la pareja o hasta la misma profesión nos condiciona a asumir delimitados roles y modos de hablar de acuerdo a lo que se espera de nosotros.
Pero para evitar pelear por cosas insignificantes, un ejercicio muy bueno que siempre me funciona es  la comunicación asertiva. Primero se debe respirar profundo para ordenar nuestras ideas. Luego pasada la etapa de oxigenación del cerebro, es muy útil describir con nuestro receptor la situación lo más objetivamente que se pueda, sin atacar, pero tampoco haciéndonos la víctima de la situación.  Una parte primordial es decir cómo uno se siente anímicamente (triste, feliz, frustrado, nervioso) y principalmente que exige para que su demanda sea atendida. De nada nos sirve discutir solo por hacerlo sin tener la proactividad de darle una solución a dicho problema (si lo hubiera).
Si seguimos estos pasos en cualquier altercado que tuviéramos puedo asegurar que no existirían tantos problemas como los hay ahora. Una discusión de vez en cuando es muy buena para una correcta argumentación de nuestras ideas, pero hay que tener mucho cuidado porque a veces podemos lastimar a un ser querido al escoger términos incorrectos o decirlos de la manera equivocada.



viernes, 11 de agosto de 2017

¿HACIA DÓNDE PROGRESAMOS?

En el estudio de la raza humana existen demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Los humanos como investigadores y parte del objeto de estudio, se nos es muy difícil contestar a preguntas como: ¿Qué hacemos aquí? ¿Dónde estamos? ¿Qué sentido tiene vivir? ¿Qué nos hace humanos?
Muchas de estas interrogantes fueron contestadas por nosotros mismos para calmar la sed de curiosidad y darle un sentido a nuestra vida. Desde tiempos inmemorables la religión fue y ha sido la encargada de crear en nosotros explicaciones “lógicas” (muchas comillas) sobre nuestras dudas y nuestros miedos. Cada parte del mundo ha creado su propia explicación guiada por su cultura, pero todas son similares al situar al hombre en el centro de la creación. El hombre creo a Dios y lo hizo a su imagen y semejanza, idéntico a su ser para justificar su ascendencia divina y su “empoderamiento” en la tierra.
Se dice que: “el ser humano necesita creer en un ser superior para dar sentido a su vida”… Desde mi punto de vista, hasta el mismo hecho de no creer en algo, te brinda una creencia.
Mas siguiendo con las respuestas a nuestro existir y coexistir en este hermoso lugar llamado planeta Tierra, me parece importante contestar la pregunta: ¿dónde estamos? Este planeta ubicado en el sistema solar es el único conocido por nosotros donde se alberga vida que podamos reconocer. Está localizada en uno de los brazos espirales de la Vía Láctea llamado el brazo de Orión. Somos parte del Sistema Solar, un grupo de ocho planetas, así como de numerosos cometas y asteroides que orbitan al Sol. Somos el tercer planeta desde el Sol en el Sistema Solar. Al localizarnos a una distancia lo suficientemente cálida para almacenar energía y lo suficientemente alejados para no quemarnos con ella, la vida se hizo propicia.
 Esta suerte es sin duda muy conveniente para nuestra situación de sencillos mamíferos evolucionados que habitan el planeta, pero ¿que pasa con el planeta en cuestión?


Me parece muy egoísta (y la verdad no me sorprende) que hayamos pasado los últimos miles de años pensando que la tierra que habitamos, y todo lo que habita en él, debe llenarnos de satisfacción y servirnos de herramienta a nuestros deseos, necesidades y caprichos, sin pensar que se nos iba a acabar la fortuna en unos años. En nuestro afán de progresar y "mejorar" nuestra forma de vida pasamos de consumir lo que necesitamos a consumir por placer. Es por ello que las especies de animales y plantas que no pudieron ajustarse a nuestro ritmo de vida y consumismo se extinguieron, se extinguen cada día y muchas otras lo hacen lentamente con el pasar de los años. A pesar de esta sobre población humana en cada rincón del mundo, es asombroso que animales como las palomas o los ratones hayan sobrevivido a todos nuestros cambios a su habitad y hoy sean consideradas "citadinas". pero también "plagas". 
Esta terminología es muy irónica considerando que los que destruimos el lugar que habitamos, consumimos todo el alimento y energía de cada lugar, nos reproducimos demasiado, y perjudicamos a las especies a nuestro alrededor somos nosotros mismos, los humanos.
Ahora mismo parece demasiado lejano un cambio significativo y mas que todo el vivir en un ecosistema equilibrado. Si nos ponemos a pensar bien, llevamos muy poco tiempo sobre la tierra pero creemos saberlo todo. Quizá los desastres naturales y los cambios climáticos son solo una advertencia de lo mucho que puede pasar en algún tiempo más si continuamos destruyendo lo que tocamos. Quizá la verdadera plaga somos nosotros mismos y por esa razón el planeta quiera librarse de nosotros. Quizá es muy tarde para un cambio y estamos condenados a la muerte. Quizá es momento de afrontar las consecuencias de nuestra existencia empoderada y dueña del planeta. A lo mejor nunca lo sabremos.

Sobrepoblación canina en La Paz

El caso ocurrido en el mercado campesino de Cochabamba (el incidente del perro apuñalado por un trozo de carne) generó un gran debate respec...