viernes, 11 de agosto de 2017

¿HACIA DÓNDE PROGRESAMOS?

En el estudio de la raza humana existen demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Los humanos como investigadores y parte del objeto de estudio, se nos es muy difícil contestar a preguntas como: ¿Qué hacemos aquí? ¿Dónde estamos? ¿Qué sentido tiene vivir? ¿Qué nos hace humanos?
Muchas de estas interrogantes fueron contestadas por nosotros mismos para calmar la sed de curiosidad y darle un sentido a nuestra vida. Desde tiempos inmemorables la religión fue y ha sido la encargada de crear en nosotros explicaciones “lógicas” (muchas comillas) sobre nuestras dudas y nuestros miedos. Cada parte del mundo ha creado su propia explicación guiada por su cultura, pero todas son similares al situar al hombre en el centro de la creación. El hombre creo a Dios y lo hizo a su imagen y semejanza, idéntico a su ser para justificar su ascendencia divina y su “empoderamiento” en la tierra.
Se dice que: “el ser humano necesita creer en un ser superior para dar sentido a su vida”… Desde mi punto de vista, hasta el mismo hecho de no creer en algo, te brinda una creencia.
Mas siguiendo con las respuestas a nuestro existir y coexistir en este hermoso lugar llamado planeta Tierra, me parece importante contestar la pregunta: ¿dónde estamos? Este planeta ubicado en el sistema solar es el único conocido por nosotros donde se alberga vida que podamos reconocer. Está localizada en uno de los brazos espirales de la Vía Láctea llamado el brazo de Orión. Somos parte del Sistema Solar, un grupo de ocho planetas, así como de numerosos cometas y asteroides que orbitan al Sol. Somos el tercer planeta desde el Sol en el Sistema Solar. Al localizarnos a una distancia lo suficientemente cálida para almacenar energía y lo suficientemente alejados para no quemarnos con ella, la vida se hizo propicia.
 Esta suerte es sin duda muy conveniente para nuestra situación de sencillos mamíferos evolucionados que habitan el planeta, pero ¿que pasa con el planeta en cuestión?


Me parece muy egoísta (y la verdad no me sorprende) que hayamos pasado los últimos miles de años pensando que la tierra que habitamos, y todo lo que habita en él, debe llenarnos de satisfacción y servirnos de herramienta a nuestros deseos, necesidades y caprichos, sin pensar que se nos iba a acabar la fortuna en unos años. En nuestro afán de progresar y "mejorar" nuestra forma de vida pasamos de consumir lo que necesitamos a consumir por placer. Es por ello que las especies de animales y plantas que no pudieron ajustarse a nuestro ritmo de vida y consumismo se extinguieron, se extinguen cada día y muchas otras lo hacen lentamente con el pasar de los años. A pesar de esta sobre población humana en cada rincón del mundo, es asombroso que animales como las palomas o los ratones hayan sobrevivido a todos nuestros cambios a su habitad y hoy sean consideradas "citadinas". pero también "plagas". 
Esta terminología es muy irónica considerando que los que destruimos el lugar que habitamos, consumimos todo el alimento y energía de cada lugar, nos reproducimos demasiado, y perjudicamos a las especies a nuestro alrededor somos nosotros mismos, los humanos.
Ahora mismo parece demasiado lejano un cambio significativo y mas que todo el vivir en un ecosistema equilibrado. Si nos ponemos a pensar bien, llevamos muy poco tiempo sobre la tierra pero creemos saberlo todo. Quizá los desastres naturales y los cambios climáticos son solo una advertencia de lo mucho que puede pasar en algún tiempo más si continuamos destruyendo lo que tocamos. Quizá la verdadera plaga somos nosotros mismos y por esa razón el planeta quiera librarse de nosotros. Quizá es muy tarde para un cambio y estamos condenados a la muerte. Quizá es momento de afrontar las consecuencias de nuestra existencia empoderada y dueña del planeta. A lo mejor nunca lo sabremos.

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